LA HISTORIA DE JAIME BUSTAMANTE CON EL VALLENATO

Cuando mi gran amigo y compañero musical, además medico radiólogo, folclorista, compositor y acordeonero Dr. Jose Rodríguez Jr. me escribió a través de las rede sociales, donde todo es instantáneo, solicitándome que escribiera algo para el Blog Vallenato del Festival La Perla Del Norte, inmediatamente le dije que estaba notificado por ¨estrados¨, me puse más que a pensar fue a recordar como había vivido y donde me encontré con el folclor vallenato.

Lo primero que tengo para contarles es que crecí con una familia musical, mis hermanos mayores, Carlos y Daniel cantan y tocan guitarra, también con mis primos, Carlos Felipe,  Chepe Bustamante y otro grupo de amigos de ellos como Gustavo Quinn, todos con una vena artística extraordinaria, en ese entonces el vallenato aparecía muy esporádicamente, porque por excelencia se cantaba mucha balada, especialmente de Roberto Carlos, llegado de Bogotá a la ciudad de Cúcuta en el año 80, en una breve estadía estudiantil, comencé a trabajar con el primo Roberto Carlos en su almacén, ya el gusto de este estaba más arraigado para el vallenato,  eran tan marcado que conformo un conjunto, el tocaba el bajo, Gustavo la guitarra eléctrica, ¿quien escribe? Jaime sí!! Jaime sí!! La guacharaca, el acordeón fue tocada por Jairo Salazar, gerente de un  almacén de repuestos, nada profesional puro hobby y gusto por la música, ahí fue cuándo empecé a relacionarme con Jorge Oñate, Los Zuleta, El Binomio de Oro.

Se me viene a la memoria el primer sonido grande que usamos, era una planta, no me acuerdo la marca, pero era chistoso porque era de “tubos”, había que esperar que calentara para usarla. Los conocieron en el Malecón de Cúcuta, cuando los contrataban para las parrandas y serenatas, Pedro Nobles, acordeonero inigualable de la región, Fidel Escarpeta, cajero, el popular “Morroscon”, cantante, Elio Maldonado, compositor del “Borracho”,  todos ellos tocaron con nosotros.

Muchas anécdotas vividas y especial también cuando le tocamos la despedida de un general venezolano que lo trasladaban de San Antonio,  pasamos la alcabala de Peracal en un bus del Destavid de la guardia venezolana,  otra la despedida de los trabajadores del MMOPP,  un empleado pasado de copas nos pedía una ranchera y nos lanzó una botella, hasta ahí llego la fiesta. Nos invitaron una vez a tocar en la fiesta de un rector de la universidad Francisco de Paula Santander, llegamos y una fiesta elegantísima, traje largo y tal, pero les gusto tanto que bailaron hasta que se cansaron. Otro toque fue una cuestión política en un barrio no muy recomendable, se dijo: tocamos el segundo set si sobrevivimos al primero,  fue muy chistoso.  El grupo se llamaba “Sensación Vallenata”, pero como anécdota familiar nos decían “Los sin Inconvenientes del Ritmo”, no  teníamos inconveniente para tocar, eso sí nos tenían que avisar con 10 o 15 minutos de antelación.

Se quedan muchas anécdotas  e historias por contar, en la actualidad unos grandes amigos me vincularon a otro grupo vallenato de hobby llamado “Grupo Sociedad”, pero esa es otra historia.

Jaime Bustamante Paredes.